martes, 14 de febrero de 2012

El claro del bosque



«El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar»  Desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así. No hay que buscarlo. No hay que buscar. Es la lección inmediata de los claros del bosque: no hay que ir a buscarlos, ni tampoco a buscar nada de ellos. Nada determinado, prefigurado, consabido…»

Busco el claro del bosque, el sol en mi rostro, camino y veo como el sol gía mis pasos, ese sol que me ilumina y me lleva de alegría al acariciar mi piel. Ese sol que me ilumina desde dentro y convierte en un pequeño sol cada célula, cada pensamiento, cada palabra, cada sonrisa....

Agradezco haberme reencontrado nuevamente con este texto de María Zambrano justo en el momento en el que caminando hacia Itaca, mis pasos me llevan a caminar por el espeso y hermoso bosque de mi misma en compañía del luminoso Sol.